LOS PERROS TERAPÉUTICOS

 

 

 

"SANADORES A CUATRO PATAS"

El poder curativo de las mascotas

" Creo que tener una mascota en casa proporciona todos los beneficios de un medicamento antidepresivo y más, pero sin efectos secundarios " Marty Becker, veterinario y coautor del libro Healing Power of Pets

Los perros son los únicos que buscan en la expresión de nuestro rostro indicios de nuestra intención. El labrador retriever, en especial aprende con mucha facilidad, son grandes observadores del entorno y de su amo, con una capacidad innata para conectar con su estado de ánimo. Tanto es así que necesitan estar en sintonía con su dueño, encontrar con él un equilibrio, lo que les convierte en potenciales sanadores, los mejores " perros terapéuticos ".

El Labrador Retriever es uno de los perros que más ayuda ofrece a las personas, porque no solo son animales de compañía, para mucha gente es imprescindible para su vida cotidiana como perro de asistencia:

· Lazarillo de ciegos
· Ayuda a discapacitados tanto a tirar de una silla de ruedas como a ir al cuarto de baño, vestirse y hacer llamadas de emergencia con teléfonos especiales.
· A personas con problemas auditivos. (Perros señal)
· Tratan con ellos a niños y adultos con problemas psicológicos o problemas para relacionarse.
· Como perro policía o bombero para rastreo humano, de drogas o de materiales de contrabando.
· Perros para detección de enfermedades como el cáncer o la diabetes (todavía en estudio).

La terapia asistida con animales se aplica en:

 


 
  • Transtornos de autismo
• Déficit de atención e hiperactividad
• Transtornos de conducta
• Depresión y ansiedad
• Estrés post-traumático
• Trantornos alimenticios
• Trantornos del desarrollo

 

Y sus beneficios son:


 
 
• Mejora del estado físico, psíquico y social
• Aumento de la interacción personal
• Mejora de la comunicación
• Aumento de la atención
• Elevación de la motivación
• Efecto humanizador
• Mejora del sentido del orden y de la responsabilidad
• Aumento de la autoestima, la independencia y la confianza
• Tonificación de los músculos y aumento de la movilidad

Los perros terapéuticos son mascotas entrenadas para entrar en hospitales, residencias de ancianos, casas de reposo, instituciones mentales y escuelas para proporcionar amor y consuelo a los pacientes y residentes. Los perros sumisos y serenos pueden ofrecer ayuda en situaciones en que los humanos nos es imposible. Cuando vemos a una persona conectada a una máquina no podemos evitar sentir lástima por ella. Los perros no lo ven así. Por eso muchas de las personas que están ingresadas en un hospital prefieren recibir la visita terapéutica de un perro que la de otro humano. Los médicos y las enfermeras están preparados para ser más imparciales, pero a veces su energía no sirve de consuelo, la suya suele ser una energía puramente intelectual. Pero un perro está siempre en un estado instintivo. Si llevas a un perro sereno, sumiso y equilibrado a una sala en la que la gente internada esté sufriendo, el perro buscará instintivamente a la persona más débil del grupo. Mejorará su energía y trabajará con el resto de la habitación hasta que consiga que todo el mundo esté en ese mismo estado de ánimo. La investigación a cerca del poder curador de los animales solo ha llegado a arañarse la superficie del lazo secreto mágico que une a animales y humanos. Por ahora se ha demostrado que las mascotas bajan nuestra presión arterial, los triglicéridos, y el nivel de colesterol perjudicial para el organismo. Si eres víctima de un ataque al corazón, tienes una posibilidad ocho veces mayor de sobrevivir un año si eres dueño de un perro. Si has sido intervenido quirúrgicamente, te recuperas mucho más rápido con terapia animal. Pruebas químicas han demostrado que tras varios minutos de acariciar a un perro, tanto el humano como el animal producen hormonas beneficiosas como prolactina, oxitocina y feniletilamina. Los perros de terapia se están empleando para mejorar la concentración y estimular la memoria en enfermos de Alzheimer y pacientes con depresión; ayudan a mejorar la comunicación en aquellas personas con problemas de habla, como por ejemplo pacientes de psiquiatría y con accidentes vasculares, y simplemente ofreciendo consuelo y sensación de paz a aquellos que atraviesen situaciones estresantes.   Fuente: El líder de la manada, de César Millán

EL PERRO Y LOS NIÑOS: Un tándem que funciona!

¿Por qué los animales son buenos para los niños?

Numerosos estudios demuestran la importancia de la relación de los niños con los animales. Según un artículo de ReaderDigest, existen 6 razones fundamentales por las que la convivencia con animales es buena para los más pequeños:

Un animal enseña responsabilidad y valores de amor propio: realizando tareas como pasear al perro o limpiar la jaula de los pájaros, los niños sienten que están realizando un logro. Tanto niños como jóvenes pueden ayudar simplemente llenando el bol de alimento para los animales.

Ayudan a mejorar y aumentar la comunicación no verbal: En un estudio de la Universidad de Kansas hecho a preescolares, aquellos que tenían gato o perro, mostraban más empatía, comparado con aquellos que no tenían un animal de compañía.

Alivian la soledad: Con los padres trabajando fuera, los niños aprecian tener la compañía de una mascota en casa. En muchos casos valoran tener en casa un pequeño “comité de bienvenida” cuando llegan del colegio.

Ayudan a aprender: Algunos colegios y  bibliotecas de Canadá y de Estados Unidos, ofrecen programas de lectura con perros, en los cuales los niños leen en voz alta a sus animales. En estos programas educativos se demostró que los niños se sentían más confiados a la hora de leer en voz alta para sus animales, por lo que mejoraba su capacidad lectora, y además se sentían acompañados, ya que según el estudio, niños de 7 años en adelante asumían que su perro escuchaba y entendía lo que le estaban leyendo, creando un vínculo más fuerte con ellos.

Disminuyen la ansiedad ante los deberes: Acariciar y  mimar a nuestros animales hace que baje la presión sanguínea, por lo tanto tener un animal cerca puede ayudar a preparar los niños para hacer frente los deberes de las asignaturas que menos les gustan  y disminuir su ansiedad hacía ellas.

Los animales mantienen el diálogo familiar: en muchas ocasiones se convierten en el nexo de unión entre padres e hijos. Por ejemplo, limpiar el acuario juntos o pasear juntos al perro, puede favorecer a abrir líneas de comunicación entre ellos.

Desde Kiwoko valoramos la importancia de la convivencia de los niños con los animales por estos, y multitud más de elementos beneficiosos para ambos; pero también fomentamos el regalo responsable. Un animal es un ser vivo, no un juguete. Por eso te pedimos responsabilidad y reflexión antes de tomar la decisión de aumentar la familia con un miembro animal más.

 

EL LENGUAJE DE LOS PERROS

 

Al igual que los humanos, los perros utilizan varios medios de expresión para comunicarse con sus congéneres y por extensión, también con nosotros. Los principales canales de comunicación que utilizan son el olfativo, el visual y el vocal.

El canal olfativo

El olfato es el sentido que los perros tienen más desarrollado, pueden detectar gran variedad de olores y distinguirlos, incluso olores que nosotros ni notamos.
Los perros utilizan su olor para identificarse ante los otros perros, es como una carta de presentación en la que queda constancia de su rango social, su estado de receptividad genital, la raza...

El canal visual

La agudeza visual de los perros es inferior a la de los humanos y aunque para reconocer a alguien no les baste sólo con la vista, utilizan este sentido para descodificar diferentes gestos y posturas. Las expresiones faciales asociadas a las posturas corporales indican a un perro el estado emocional y el rango social de otro perro. Por ejemplo, en los perros dominantes, el porte levantado de las orejas y la apariencia tranquila del resto de la cara traducen su posición elevada en la jerarquía de los perros.

El canal vocal

Los perros utilizan diferentes series de sonidos para expresar sus estados emocionales, ya desde cachorros empiezan emitiendo ruidos para pedir ayuda a la madre o para conseguir comida. De mayores, este tipo de comunicación se va perdiendo, sólo los perros sabuesos tienen un variado repertorio de “voces” que permiten a los cazadores seguir sus pasos.

De todas las formas de comunicación, el ladrido es la más sonora y también la más comprensible a escala humana, ya que es comparable a nuestro lenguaje oral. Aunque, además del ladrido, los perros también intentan comunicarse a través de gruñidos, gemidos, gritos, bufidos, aullidos y algunos perros, raramente, a través de jadeos y suspiros.

  • El ladrido

El ladrido es la manera que tienen los perros de expresar su amplio repertorio de emociones. Se suele pensar que los perros que ladran son agresivos pero, como veremos, ladrar no es sinónimo de agresividad. Cuando un perro ladra es por algún motivo, el ladrido es una manera de llamar la atención, de avisar, ya sea para indicar que hay algún extraño cerca como para expresar la voluntad de jugar, comer, beber...

Hay algunas razas más propensas a los ladridos que otras, las más ladradoras son los perros de jauría (beagles, bassets, bloodhounds...) y los terriers. Entre las más silenciosas se encuentran las razas más primitivas (las más cercanas al lobo) como el Husky Siberiano, el Alaskan Malamute, el Akita o el Chow Chow.

Para comprender lo que significa el ladrido de nuestro perro hay que tener en cuenta una serie de factores: las circunstancias y el contexto en que vive el perro, la frecuencia y el tono de los ladridos y la postura corporal del animal.

Según estas variables podemos identificar diferentes tipos de ladridos:

Ladrido territorial: Es un ladrido fuerte y repetitivo, que se irá volviendo más grave a medida que el intruso se acerque.

Ladrido de aviso: Es un ladrido grave y espaciado que sirve para llamar la atención sobre un posible peligro.

Ladrido por miedo: Cuando el perro tiene miedo suele ladrar retirándose hacia atrás, con un ladrido corto y agudo, procurando que lo que representa una amenaza no se le acerque.

Ladrido por ganas de jugar: Cuando un perro quiere jugar estira las patas delanteras, manteniendo levantados sus cuartos traseros y ladrando de forma repetitiva y aguda.

Ladrido para llamar la atención: Para conseguir algo, un perro puede ladrar de forma insistente y repetitiva en un tono agudo.

Ladrido de frustración: Cuando un perro se queda solo y sufre ansiedad, ladra de manera compulsiva, a un volumen muy elevado y de forma muy nerviosa.

Ladrido neurótico: Es un ladrido rítmico y constante, siempre en el mismo tono, que es propio de perros que padecen algún tipo de neurosis o de trastorno compulsivo.

  • El gruñido

Un perro gruñe cuando se siente amenazado o cuando quiere amenazar. El gruñido es un sonido ronco y sostenido y, en función de si el perro enseña los dientes o no, la amenaza será más o menos contundente.

  • El gemido

El gemido de un perro puede significar tanto tristeza como alegría:

- Dolor: Sonido largo y lastimero.
- Alegría: Sonido corto y continuo, acompañado de mucho movimiento.

  • El grito

El grito es la señal de pánico que un perro puede emitir cuando se encuentra en una situación límite, por ejemplo, cuando llega a temer por su vida. Los cachorros también utilizan el grito para mostrar su sumisión ante un perro dominante.

  • El bufido

Los perros suelen bufar en momentos de estrés, siempre acompañándolo de un ladrido o de un gruñido.

  • El aullido

El aullido no es una forma de expresión muy característica del perro pero hay casos en los que un perro puede llegar a aullar: en momentos de soledad, al escuchar el sonido de una sirena o al escuchar el aullido de otros perros. Su significado es una llamada a la unión y es un comportamiento heredado de sus ancestros los lobos.

¿Qué hacer si mi perro es demasiado ruidoso?

Como hemos visto, ladrar es una de las maneras que tienen los perros para comunicarse pero a veces, cuando es excesiva, puede volverse molesta, llegando a ser insoportable, tanto para los vecinos como para los propios dueños.

Tenemos que aprender a escuchar los ladridos de nuestro perro, intentar interpretar lo que significan y actuar en consecuencia. Es importante comprender los motivos por los cuales ladra y, si es necesario, eliminar o tratar dicha conducta.

Mi perro ladra cuando se queda solo en casa

Uno de los principales problemas surge al dejar al perro solo en casa. Hay perros que cuando se quedan solos sufren de ansiedad y ladran de manera compulsiva, nerviosa y a un volumen muy elevado. En estos casos, es necesario que enseñemos a nuestro ruidoso compañero a permanecer solo en casa o, de lo contrario, la situación se convertirá en insostenible, especialmente para los vecinos.

Es recomendable empezar a dejarlo solo durante cortos espacios de tiempo. Las primeras veces simplemente podemos salir de casa y esperar detrás de la puerta hasta que el perro empiece a ladrar. Cuando esto ocurra, nos esperamos unos minutos y entramos gritando enérgicamente “¡No, no, no!”.

Debemos repetir este ejercicio varias veces ampliando el tiempo de separación hasta conseguir que el perro se quede tranquilo cuando no estamos. El animal debe asociar que los ladridos sólo consiguen que nos enfademos.

Es muy importante reforzar el buen comportamiento de nuestro perro, ya sea felicitándolo o premiándolo con una alguna chuchería.

Mi perro ladra cuando viaja en coche

Sacar al perro de paseo puede convertirse en toda una odisea. Para algunos perros, y dueños,  el viajar en coche se ha convertido en un verdadero problema.

Un perro puede pasarse el viaje ladrando por varios motivos:

  • Por excitación: Si el perro sabe el destino de nuestro viaje (el parque) puede que esté tan excitado y contento que no se pueda controlar. En algunas ocasiones, este comportamiento puede trasladarse a otras situaciones cotidianas y hacer que, cada vez que el perro esté excitado, se ponga a ladrar para aliviar estrés.
  • Por aprensión: Al subir al coche, un perro puede sentirse inseguro y ante la imposibilidad de salir corriendo frente la amenaza que significa el coche, adopta una posición defensiva y por lo tanto, ladradora.
  • Por nerviosismo: Los perros que por lo general son muy nerviosos y fácilmente alterables, encuentran en el coche un sinfín de estímulos y el ladrido es la manera que tienen de desahogarse.
  • Por frustración: Cuando el perro sube al coche y a través de las ventanas ve parques y otros perros y no puede aún disfrutar de ello, puede que empiece a ladrar “pidiendo” al dueño que se de prisa en llegar.

Lo que podemos hacer para que nuestro perro no ladre cada vez que viaja en coche es lo siguiente:

- Reducir el ritmo de la actividad para que el perro no se excite demasiado. Tenemos que intentar que se relaje y no proporcionarle ejercicios demasiado energéticos.

- Realizar viajes en coche con otros destinos menos estimulantes para que el perro deje de relacionar el ir en coche con diversión.

- Utilizar juguetes rellenos de comida para que el perro se entretenga con lo que hay dentro del coche y no con lo que hay fuera.

Es importante que intentemos reducir los estímulos que recibe el perro y que olvide las experiencias anteriores en las que encontraba, en el ladrar, una acción relajante. Necesitamos que el perro adopte un nuevo comportamiento y, para ello, es necesario que tengamos mucha paciencia y repitamos estos ejercicios varias veces.

Aunque cueste, tenemos que recordar que gritar al perro no sirve de nada, eso sólo hará que nos desahoguemos por un instante pero no solucionará el problema, es más, irritará aún más a nuestro perro.

 
 

 

INICIO BRISA DEL MAR